¿Cuál es el/la profesional de la salud adecuado/a o indicado/a para "tratar" a las personas que viven con diabetes mellitus?
Es una pregunta aparentemente sencilla pero no tan fácil de contestar.
Una respuesta corta: El o la profesional de la salud con quien una persona que vive con DM puede llevarse honesta y responsablemente, ambos/as como personas maduras, con respeto mutuo, cada quien con recursos que son únicos y de utilidad, durante el viaje de transformación que es la DM, es decir, a través de varios años.
Tener la DM implica un viaje de constante aprendizaje, de éxitos y fracasos grandes y pequeños, de novedades interminables y no siempre agradables e inevitablemente de sorpresas...y ésas tanto para la persona con DM como para el/la profesional de la salud que la atienda.
Es un viaje en el que el conocimiento de la relación física, psicológica y emocional sutil entre la DM y el cuerpo en que se desarrolla tiene que manifestarse en una de las personas involucradas y después elaborarse, comprenderse y artiularse por las DOS personas que viajan juntas...aun si casi todos los aspectos de la condición y de las personas que están viajando juntas se van cambiando constantemente.
Porque es un viaje que dura toda la vida o una gran parte de ella, vale la pena intentar estar bien acompañado/a por un/a profesional de la salud que aporte el conocimiento, el tiempo, las sugerencias, las ideas, una preferencia para la verdad y no el engaño ni la delicadeza lingüística que escondan o deformen la verdad, la capacidad de evaluar los riesgos conocidos y futuros desconocidos, lo ético y comprobado y lo nuevo.
El viaje de transformación que es la experiencia de la persona que vive con DM es como una conversación. La calidad de la misma depende de lo sabios/as, experimentados/as, curiosos/as, interesados/as, entregados/as, motivados/as y educados/as que es el colectivo de las/los participantes en la conversación o el viaje.
La pregunta va igualmente bien en los dos sentidos. Primero preguntamos: ¿cuál es el/la profesional de la salud adecuado/a para una persona con DM?
Y, luego, también averiguamos: ¿cuál es la persona que vive con DM adecuada para el/la profesional de la salud? Las dos personas, paciente o cliente y profesional de la salud, y, en el caso de las/los niñas/niños, hasta la familia de una de ellas, va a desarrollar una relación clínica profesional y humana de descubrimiento y transformación.
Tal vez las más destacadas diferencias entre la relación que tienen el/la profesional de la salud y la persona que sufre una condición aguda (por ejemplo, un brazo roto) y la relación de la/el profesional de la salud y una persona con una condición crónica como la DM consisten en la duración de la relación y la necesidad de compartir, no solamente intercambiar, conocimientos, datos, ideas, motivos, planes y resultados.
Para una persona con la DM, para la cual todavía no hay cura, la relación necesita tener vida por muchos años, no solamente un día o unas semanas. Hoy en día, a diferencia de unos años atrás, se entiende que la relación entre la persona con DM y el equipo de personas que representan a los/las profesionales de la salud tiene que ser una relación de persona-equipo y equipo-persona.
La DM afecta TODOS los aspectos de la vida física, social y psicológica de la persona que vive con ella. Lógicamente, una sola persona, por excelentemente educada y profesional que sea, no puede aportar ni comprender TODO lo que la persona con DM necesite aprender, probar, experimentar, decidir, pensar, ver, prever. Ni TODO lo que la persona con DM pueda querer, sentir, preferir, anticipar, rechazar.
Siempre hay que reconocer y tomar en cuenta el rol primordial de la inconsciencia de todos/as los/las participantes en esta relación novedosa.
La relación clínica de la persona con DM se comparte entre una amplia gama de profesionales de la salud, inclyendo a médicos/as familiares y/o especialistas, Educadores/as en Diabetes, odontólogas/os, nutriólogas/os, enfermeras/os, psicólogos/as y otros/as. Todos/as ellos/ellas representan al equipo multidisciplinario diseñado para facilitar el óptimo tratamiento y autotratamiento de la persona con DM.
Esta persona, ya sea niña, niño, adolescente o adulta/o, es el eje de la relación. Su posición en ella es de suma importancia y consecuencia. Según el concepto de aportación y colaboración colectiva del equipo entero, que incluye a la persona con DM y su familia si esta persona es menor de edad, es la persona con DM quien es el jefe, el centro o el enfoque del equipo.
En ese rol, la persona con DM lleva mucha autoridad y por ende mucha responsabilidad, aunque finalmente éstas están compartidas.
El concepto de medicina enfocada en el/la paciente es relativamente nuevo. Por lo tanto, hay alguos/as profesionales de la salud que lo resisten. Sin embargo, refleja una realidad innegable: los/las profesionales de la salud colaboran con la persona que vive las 24 horas del día con diabetes mellitus, tal vez 1 hora al mes (excepcionalmente más)...o menos.
Las otras 743 horas del mes, el/la "paciente" es quien manda, implementa, maneja, llega a comprender, investiga, aguanta, se autotrata, experimenta, anota, calcula, examina, aprende a través de la experiencia, explora, viaja...es la persona con diabetes. Esta condición también está presente y requiere de atención minuciosa las 24 horas del día.
La relación
con el equipo multidisciplinario contribuye a que la persona
viviendo con diabetes pueda enfrentar este reto personal,
existencial, espiritual, intelectual, económico con ecuanimidad,
buen humor y competencia. Nada fácil y nada imposible.