Existen 4 clases de alimentos: las proteínas, las grasas, los
hidratos de carbono y el alcohol. Todo lo que es alimento se
utiliza para el crecimiento y la reparación del cuerpo y para proveer
o almacenar energía para realizar de manera correcta los procesos
vitales (de pulmones, corazón, cerebro).
Todos los alimentos, utilizando distintas vías, funcionan como
fuentes de energía vital. El mito de que únicamente los azúcares
u otros carbohidratos (CHO) aportan energía y
que por eso son obligatorios en un plan de óptima alimentación no
concuerda con la realidad. Es decir, este mito es esencialmente
falso.
Un carbohidrato o hidrato de carbono (CHO) es
una forma concentrada de azúcar o almidón, que rápida o lentamente se
convierte en glucosa y eleva anormalmente el nivel de glucosa en la
sangre (GS) de la persona que vive con
DM. La elevación anormal de la GS es la evidencia clara de que
las personas que viven con cualquier forma de diabetes mellitus tienen
alergia permanente e incurable a los CHO.
Aparte de la glucosa, los CHO no aportan nutrientes esenciales
para el funcionamiento vital del cuerpo, a diferencia de las proteínas
y las grasas, que son esenciales para la supervivencia del
cuerpo. A algunos productos comercializados de CHO (cereales,
leche, por ejemplo) los productores agregan vitaminas o
minerales esenciales (hierro, Vitamina D, por ejemplo).
"Esencial," en este contexto, quiere decir que el cuerpo por sí solo
no puede crear ciertas proteínas y ácidos grasos. Los proteínas
y ácidos grasos forzosamente tienen que formar parte de la dieta para
existir en el cuerpo.
En cambio, los carbohidratos NO son esenciales, porque el cuerpo puede
producir y almacenar la glucosa, que es el CHO básico, aun cuando no
hay carbohidratos presentes en la alimentación.
Aun cuando una persona consume cero carbohidratos en su alimentos,
una cantidad de glucosa suficiente para la producción de energía
corporal sigue presente y disponible en el cuerpo. Una cantidad
abundante (alrededor de 400 gramos) de glucosa altamente
concentrada, en la forma de glucógeno, está almacenada en el
hígado y los músculos, para cuando sea necesario.
Por si acaso no llegara a ser suficiente en un momento dado, el cuerpo dispone de otra fuente de glucosa adicional que se obtiene de la proteína consumida en la dieta y de los músculos y otras proteínas presentes en el cuerpo.
Es probable que entre 7% y 38% de la proteína consumida se puede
convertir en glucosa cuando el cuerpo la requiera. Esta glucosa
se utiliza para completar los depósitos de glucógeno en el hígado y
los músculos y para realizar las actividades del cerebro y músculos.
Las personas que no tienen DM raras veces tendrán hiperglucemia,
cosuman o no grandes cantidades de CHO. La presencia de insulina
endógena que es secretada en el páncreas es lo que el cuerpo utiliza
para mantener la normoglucemia (71 - 99 mg/dL).
La hiperglucemia puede presentarse en las personas sin DM durante y
después de una cirugía, mientras se encuentran internadas en el
hospital, durante el embarazo, y cuando toman un corticosteroide, como
la prednisona, cortisona, o hidrocortisona. Todas estas
sustancias contrarregulan la producción de insulina endógena o limitan
la acción de la misma.
La hiperglucemia diabética tiene dos causas principales: 1) un exceso de CHO en la alimentación y 2) la insuficiencia de insulina disponible en el flujo sanguíneo, ya sea de insulina endógena (la secretada por el páncreas) o de insulina exógena (la inyectada).
La hiperglucemia diabética es tóxica y sumamente dañina para casi
todos los órganos del cuerpo humano. Según el folclor, solamente
el cabello y las uñas se escapan del daño provocado por la
hiperglucemia diabética.
La única manera conocida de evitar o posponer los daños asociados,
denominados las "complicaciones diabéticas" (por ejemplo, la
retinopatía [los ojos], la nefropatía [los riñones], la cardiopatia
[el corazón], la neuropatía [los nervios y neuronas] y la disfunción
erectil en los hombres) es evitar la hiperglucemia diabética
crónica o semi-crónica.
Las complicaciones de la hiperglucemia diabética a largo plazo,
comúnmente llamadas "diabéticas," provienen de la hiperglucemia
diabética crónica (valores de GS arriba de 125 mg/dL) a lo
largo de horas, días, semanas, meses, años. Por eso, una
reducción de la hiperglucemia diabética crónica es indispensable para
evitar o reducir estas complicaciones.
Estandarizar el consumo de una cantidad mínima de CHO en la
alimentación de la persona que vive con DM1, DM2, DM gestacional o
"pre-diabetes" sirve para lograr una rápida disminución de la
hiperglucemia diabética.
Más que las otras clases de alimentos (las proteínas, las grasas,
el alcohol), los hidratos de carbono ocasionan la hiperglucemia
diabética rápida y fácilmente, aun cuando se consumen en pequeñas
cantidades. Cada gramo de cualquier CHO eleva la glucosa
sanguínea de entre 3 a 20 mg/dL, dependiendo del peso de la persona
que vive con DM.
En teoría, la manera más eficaz de lograr un "control" de la GS de las
personas que viven con DM2, es establecer un balance óptimo entre la
cantidad de CHO consumidos (0 a 30 gramos diarios como máximo)
y la capacidad de su páncreas para producir insulina.
Si con esta mínima cantidad de CHO en la alimentación, las células Beta pancreáticas son capaces de normalizar la GS, se puede evitar el uso de medicamentos antidiabéticos. Si no, el individuo podría continuar con el mismo plan de alimentación de muy pocos CHO y agregar uno ó más medicamentos antidiabéticos orales (la metformina y la pioglitazona, por ejemplo) para asegurar la normoglucemia.
Siguiendo el mismo plan de alimentación baja en CHO, las personas que utilizan las insulinas inyectadas, tengan DM2 ó DM, emplean una combinación precisa, individualizada y sujeta a pequeñas variaciones de vez en cuando, para normalizar la GS.
Inicialmente, la más eficaz combinación de dosis de las insulinas basal y rápidas o ultrarrápidas preprandiales (es decir, antes de las comidas) es estimada por el médico. A través del tiempo, la persona que vive con DM utiliza la experiencia propia para modificar y optimizar esas dosis. El "control" logrado de los niveles de GS suele ser aproximado, variable y frustrante.
Ya sea que la persona que vive con DM intente lograr un "control"
glucémico no especificado (porque no ha fijado una meta
glucémica personal) ni explícito (porque ninguna meta
glucémica está claramente definido), mediante la
alimentación, el ejercicio físico, los medicamentos orales o las
insulinas, el factor que determina la calidad de los resultados
siempre será la cantidad de CHO consumidos.
El tamaño de la ración de un alimento específico y la cantidad exacta
de CHO contenida en una porción del mismo son altamente variables,
desconocidos o imprecisos. Por eso, la dosis preprandial exacta
de insulina rápida o ultrarrápida o de los agentes antidiabéticos
orales tiene que ser igualmente variable, desconocida e imprecisa, de
comida en comida y de día en día.
En la práctica, es casi imposible o poco perdurable que la persona que
vive con DM logre un estable balance glucémico entre los medicamentos
antihiperglucemiantes utilizados y la cantidad elevada de CHO
frecuentemente recomendada y consumida.
A la misma vez, sin un punto de referencia (una meta glucémica
declarada, conocida, exacta y factible) no existe manera de
medir o precisar la calidad del balance logrado. Lo más que se
puede decir es que uno está "controlando" la diabetes, sin poder
calificar de normal o anormal, satisfactorio o insuficiente, el
"control" realizado.
Al dar o recibir el diagnóstico de DM1 ó de DM2, es raro que el
equipo de profesionales de la salud y la persona diagnosticada de
diabetes establezcan y detallen juntos un rango glucémico meta, ya sea
específica o aproximada, para guiar el "tratamiento," que abarca el
consumo tanto de los medicamentos y su dosis como de la alimentación y
su contenido de CHO.
¿Acaso no es porque el plan de alimentación promovido por las
asociaciones nacionales e internacionales de diabetes mellitus
descarta o menosprecia la noción de límite?
Es común que los médicos y nutriólogos digan: "Sí, tienes DM1 pero
puedes comer todo lo que quieras si sólo te inyectas insulina para
'cubrirlo.'" O, "Fíjate que ya que vas a usar la bomba de
insulina, puedes comer pizza y helado." O, "Claro, tienes DM2,
pero siempre puedes comer una dieta 'normal.'" O, "Un poco de
pastel no causa nada."
En diabetes-safari.com
creemos que el diagnóstico de DM1, DM2, DM gestacional y
"pre-diabetes" indica que el cuerpo ya no es normal, sino
permanentemente anormal. La respuesta correcta a esta
anormalidad, de parte del profesional de la salud, es indiscutible:
proponer de manera honesta y colaborativa, un "tratamiento" que
restaure en la medida posible la normalidad de los niveles de glucosa
en la sangre.
La principal manifestación inicial de la diabetes mellitus, que frecuentemente llega a ser un signo permanente o crónico de la condición, es la hiperglucemia diabética causada por insuficiencia o ausencia de insulina pancreática, relativa a la cantidad de azúcar en la circulación sanguínea, derivada casi exclusivamente de los alimentos consumidos.
La respuesta clínica correcta en esta situación es obvia:
Hoy en día, recomendar para un cuerpo anormal diabético una dieta
"normal," igual a la que una persona que no vive con DM puede comer
sin consecuencias glucémicas anormales, es una barbaridad, ofrecida
con entusiasmo por el profesional de la salud y recibida de buena
manera por la persona recién diagnosticada.
Sin explicar los riesgos relacionados, sugerir a los que tienen DM que
coman una dieta que es "normal" es evidentemente ilógico y
peligroso. Insinúa una complicidad entre el profesional de la
salud como representante del establecimiento médico y el paciente para
negar la seriedad de la diabetes mellitus.
A fin de cuentas, una combinación de la cantidad de CHO consumidos y
la deficiencia de insulina endógena funcional da origen a la
hipergucemia diabética que después da lugar al diagnóstico de DM.
Los CHO tienen importancia central en el manejo y automanejo de la GS. Contribuyen casi exclusivamente a la hiperglucemia diabética. La hiperglucemia diabética crónica sustenta las complicaciones diabéticas, incluso la cardiopatía. De hecho, desde 2004, la hiperglucemia diabética crónica es la causa #1 directa e indirecta de la muerte en México.
Por qué decidir un rango glucémico meta es imprescindible
Debido a la alta cantidad de CHO recomendada y consumida en el plan típico de alimentación indicado para las personas que viven con DM, es inalcanzable siquiera una meta glucémica de un rango amplio (por ejemplo, 80 - 175 mg/dL). La estabilidad y el "control" glucémico aun dentro de estos niveles de GS no son consistentemente fáciles ni factibles.Como consecuencia, los valores del medidor casero de GS típicamente
varían mucho de minuto en minuto, de hora en hora y de día en
día. Igual que la hiperglucemia diabética crónica, esta
variabilidad o inestabilidad glucémica frecuente, ligada
principalmente al consumo repetido o ilimitado de los CHO es
responsable de serios daños al cuerpo.
Sin meta glucémica definida, todo sale al azar o como Dios
mande. Como explica el dicho del romano antiguo Séneca: "Si uno
no sabe hacia cuál puerto se está navegando, ningún viento le es
favorable." Sin rango glucémico meta definido, ninguna de las
modificaciones de los medicamentos o la alimentación llevará a la
persona que vive con DM a donde él o ella quiere e intente llegar.
El rango glucémico meta seleccionado por el individuo que vive con DM
en colaboración con su equipo de profesionales de la salud delineará
lo comprendido en un
plan de alimentación adecuado para la meta glucémica seleccionada.
Este plan de alimentación inicial es mayormente eficaz para un rango
glucémico meta de 71 - 99 mg/dL, que es el rango que caracteriza a las
personas que viven sin DM y con normoglucemia.
Si la persona que tiene cualquier tipo de diabetes mellitus o
"pre-diabetes" desea mantener niveles de glucosa normales o cerca de
los normales, el plan de alimentación presentado en diabetes-safari.com
le facilitará alcanzar su meta.
Este plan de alimentación, frecuentemente llamado "bajo en
carbohidratos," está basado en el originado por el Dr.
Richard K. Bernstein, quien tiene DM1 desde 1946. Este
plan demuestra que un límite de la cantidad de CHO en la dieta hace
posible la normoglucemia (71 - 99 mg/dL) estable de las
personas que viven con DM.
Los CHO alimenticios inducen la hiperglucemia diabética, el marcador
principal de la DM no "controlada," no sólo porque liberan largas
cadenas de azúcares que contienen glucosa, sino también porque la
glucosa producida por la digestión de los CHO eleva la glucosa
circulando en la sangre rápidamente a niveles tóxicos. En el
cuerpo de la persona que vive con DM, es dificil que haya la cantidad
de insulina necesaria para limitar estas elevaciones tóxicas.
Efectivamente, al limitar el consumo de CHO concentrados (como el
pan, la pasta, la tortilla, el arroz) a menos de 12 gramos, la
persona que vive con DM minimiza o elimina las elevaciones anormales y
repentinas de la GS. Como resultado, la variabilidad de la GS es
más predecible, es decir, mejor estimada antes de comer.
Adicionalmente, el nivel de GS se queda dentro de un rango glucémico
más "normal."
Como consecuencia, las excursiones glucémicas fuera del rango meta son
tratables con menores cantidades de medicamentos. La necesidad
de "correcciones" con insulina, otro medicamento o ejercicio físico
llega a ser menos cotidiana y habitual. Con dosis pequeñas de
insulina, la frecuencia de hipoglucemia diabética es menor.
Globalmente, se reduce el tiempo en que la GS esté fuera del rango
glucémico meta deseado.
Un solo gramo de CHO sube la GS de un adulto no obeso que tiene
diabetes mellitus aproximadamente 5 mg/dL.
Una ración de hidratos de carbono utilizada en los planes
tradicionales de alimentación para los que tenemos DM, ubícuos en todo
el mundo y presuntamente diseñados para la nuestra salud, consiste en
15 gramos de CHO concentrados (pan, fruta, pasta, arroz, tamal,
avena, tortilla de maíz, frutos secos, etc.), los cuales subirán
su GS aproximadamente 75 mg/dL.
En el plan de alimentación "bajo en carbohidratos," la meta glucémica
es la de normoglucemia (71 - 99 mg/dL), aunque el plan puede
ser empleado para mantener la GS en otro rango (por ejemplo, 80
- 105 mg/dL).
En México y todo el mundo, la dieta normalmente recomendada para una
persona (niña, adolescente, o adulta) que vive con DM contiene
10 a 20 porciones de CHO al día. Es decir, el plan típico de
alimentación para la mayor parte de personas que viven con diabetes
aconseja 150 a 300 gramos de CHO cada día.
Dado que cada porción de 15 gramos de CHO eleva la GS de un adulto no
obeso que tiene DM aproximadamente 75 mg/dL, la elevación glucémica
diaria recetada y contemplada bajo estos planes típicos de
alimentación diabética es de alrededor de 750 - 1500 mg/dL cada día.
Una enorme cantidad diaria de medicamentos antidiabéticos, orales o
inyectados, es forzosa para intentar "controlar" aun imperfectamente
tal influjo de glucosa en el cuerpo de la persona que vive con
DM. Con semejante dieta, perseguir niveles glucémicos normales o
cerca de los normales es una locura frustrante que termina en fracaso.
Estos planes oficiales de alimentación con muchos CHO asumen y cuentan
con que la persona que vive con DM no tenga ninguna meta glucémica
específica definida o deseada.
Sin meta glucémica, los niveles glucémicos que resultan de incluir
tantos CHO en la dieta son incontroladamente variables de minuto en
minuto, hora en hora, día en día. Estos niveles variables llegan
a ser aceptados como "normales, pues se tiene DM y por eso es natural
no poder controlar los niveles de GS."
¡Claro que no! Sí es posible normalizar los niveles de GS...sólo que no la dieta "normal" universalmente recomendada para los que viven con DM.
Por el otro lado, una vez puesto en práctica, el plan de alimentación baja en carbohidratos presentado en diabetes-safari.com reduce la incertidumbre y sorpresa glucémicas y también reduce los costos del manejo y automanejo de la DM. Normalmente, se requiere menos de 50% de las insulinas y los medicamentos orales que los necesarios y utilizados en los planes de alimentación que incluyen altos niveles de CHO.
En México, estos medicamentos para la "diabetes" son caros cuando uno
los adquiere por su cuenta y frecuentemente escasos o "no hay" cuando
uno los solicita del seguro social.
En el plan de alimentación para facilitar la normoglucemia, se detalla
los beneficios importantes de adoptar una alimentación con mínimos
carbohidratos, con el fin de poder mantener la GS dentro o muy cerca
del rango normal (71 - 99 mg/dL), y así evitar el desarrollo
de las complicaciones diabéticas..
* Un excelente plan de alimentación para las personas que viven con diabetes mellitus fué creado y publicado en inglés a partir de 1997 en tres ediciones del libro The diabetes solution. El autor, el Dr. Richard K. Bernstein, vive con DM1 desde 1946.
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